martes, 2 de noviembre de 2010

190 horas posterior a la infección

Ya me vi muerto.
Ese sueño que había tenido desde el comienzo.
No resta nada cierto.
Somos dueños de querer hoy sentirnos desiertos.

Apuntaste tus balas de plata.
Para no volver al polvo, vampiro, si a sangrar como todo ser humano.
Resultó que nadie metió la pata.
Pero somos todos culpables al leer papiro,
al destruir jaulas sin tener algo como un rumbo claro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan Profundo cual daga arranca el mas duro corazón....

PRECIOSO!