Rodeado de papeles. Todos pulcramente escritos.
Todos sin nada que decir.
Atascado en lo cotidiano y lo lineal. Lo posible.
Lo mundano y provisorio.
Hasta que te sientas a mi lado y te escucho cantar.
Con voces que se alejan del oido canino.
Me dejas pensar fuera del escritorio.
Me dejas conservar esa ampolleta prendida en la noche un rato mas.
Espantar al que se lleva los hermosos sueños y los aleja de la realidad.
viernes, 30 de noviembre de 2012
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