No hay nada.
Tu sombra cuelga de la cuerda
que cuelga del árbol.
Finalmente desapareció cuando se hizo noche.
Solo hay cigarros apagados.
Los grillos murieron hace tanto
que ya no recuerdo que apaleaban la soledad.
Un pequeño atisbo de lo que será.
Una mirada hacia atrás me dice como llegué.
Una siembra de egoísmo, una época de oscuridad.
El árbol colgaba de mi mano y lo dejé caer.
Una siembra de egoísmo, una épica soledad.
Y respiraba de su aire y lo dejé caer.
Y todo se mezcla en esta elipse espiral.
Ya no recuerdo por qué te recuerdo.
Hacia el punto en que ya no hay nada.
Hacia mañana.
Hacia pasado mañana.
Desde anteayer.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
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