Allí sentados en un banco a solas. Ambos. A solas.
Compartiendo pañuelos, cenizas al mar. Despedidas. Soledad.
Observando el cuadro desde el mas cercano alfeizar.
Deseaban estar enamorados. Todo era tan fácil de perdonar.
Decidiendo para el otro para que tenga que estar en otro lugar.
Se han quedado sin tema. Sin caricias, sin fuego.
Lo guardaron en cartas, en promesas sin renovarse.
En excusas, en "mas tarde's", en resolverlo no ahora. Quizas luego.
Allí sentados en un banco a solas. Perlas y las olas.
Robustas nubes y rodeados por un plano desierto apestado de gente apática.
Apestados de los aires de grandeza, del olor a perfume caro y soledad.
Sus caras de entendimiento, de rimel corrido y de esperanza cierta.
Sus recorridos en sentido contrario y sus ganas de volver a hablar.
Su escena conmovió mi alma. Me hizo llorar.
Era lo que quise de final para mi historia de amar.
miércoles, 31 de agosto de 2011
sábado, 13 de agosto de 2011
Dedos para el piano
Perdi mis dedos. Debe ser que estoy feliz.
Para el que no se fijaba bien. Para el que sufría.
Finalmente los momentos buenos nunca cuentan.
Los sufrimientos los llevo marcados como pan de cada día.
Estoy feliz y no me interesa llevar la cuenta.
Me interesa fabricar esta nueva empresa. Para todos. Una cierta.
No quiero contar.
Perdí esos dedos.
Debe ser que estoy feliz.
Asi que le iré a contar a mi amigo.
Para el que no se fijaba bien. Para el que sufría.
Finalmente los momentos buenos nunca cuentan.
Los sufrimientos los llevo marcados como pan de cada día.
Estoy feliz y no me interesa llevar la cuenta.
Me interesa fabricar esta nueva empresa. Para todos. Una cierta.
No quiero contar.
Perdí esos dedos.
Debe ser que estoy feliz.
Asi que le iré a contar a mi amigo.
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