domingo, 4 de mayo de 2025

Flores inmarchitables

Frente a tu tumba me perdonaré
amado padre, imperfecto mío
habiendo enlazado lo insondable
ofreciendote todo lo que no has tenido.

Frente a tu tumba me perdonaré
amado padre, promesas rotas
por ahí se te debe haber olvidado
el inmenso aguacero que necesite botas.

Frente a tu tumba ofrezco todo cuanto
lo que en tu nombre se debió haber entregado
he vuelto de enfrentarme al demonio
he vuelto del laberinto tras mis ojos llorados.

Frente a tu tumba, abandonaré el odio
quizás solo, quizás acompañado
quizás lleno de promesas, quizás con una pistola en mano
nada se olvida cuando la cicatriz no se la llevan
incluso si se llevan todo
aun truena, aun llueve, y con frío nieva.

Frente a tu tumba me rehuso a repetir la historia
la historia donde los malos ganan y celebran con copas
la historia de bares llenos de melancolía
la de menciones deshonrosas, de excusas y de charlatanería.

Frente a tu tumba me perdonaré
amado padre, algún día.
Algún día cosecharé
flores inmarchitables.

Los hijos del amor

Vean tristes en la esquina
de un abandonado salón
lleno de polvo y rencillas
y la destrucción de un batallón.

Ahí yacen abandonados
temblando los hijos del amor
que en sus momentos débiles
se les prometió protección.

Veanlos en la esquina a ellos
vean sangre en el centro del salón
sudor de madre, crucifijos, lijas
el escenario de trabajo de un carpintero soñador.

Veanlos abrazados entre ellos
susurrando palabras de consuelo
que significan el único sustento
que no las escuche el enemigo de lo bello.

Vean las cámaras morbosas
vean los guiones programados
los aviones dejando caer desesperanza
lo que nuestro silencio cómplice haya auspiciado.

Solo quieren amar estos niños
abandonados hijos de la miseria
leyendo poemas muertos como este
regalándole flores a cualquier histeria.

Abandonados por el engaño están
por el macho, por el buda sin techo
por la desidia, la promesa torcida
por la hembra sin hacerse cargo del hecho.

Veanlos deseando paz en la muerte
entre el vidrio molido a pie descalzo
corazones tan grandes que tocan el vientre
¿por qué no hay sonrientes cielos
sino este infierno de cobardes
para estos santos?