Buenas noches abuelo, me vengo a disculpar
No nos vemos hace tanto tiempo, no se si me escuche
La mala costumbre de no mirarnos al saludar
De poner problemas, o de guardarse en un estuche.
Buenas noches abuelo, ¿se acuerda cuando hablabamos?
Entre muebles y ropas, entre cocina y habitación
Sobre bosques ardiendo y sobre aviones apagando incendios
Sobre manejar apurados, ser impacientes, no escuchar esa canción.
Buenas noches abuelo, me vengo a disculpar
Pero solo si usted siente que yo ya no podré cumplir mi promesa
Si está ahora sentado en un lugar donde ve todo
Si puede ver mi corazón como el tiempo. Sincero a toda certeza.
¿Se acuerda usted abuelo? de mi cara y mis intenciones
De mi insistencia patente, de la juventud que me quedaba
De escuchar desde la otra ventana esas canciones
De lo que sea que ella quisiera que yo cantara.
O lo tengo que ir a ver donde dicen que se descansa
Pero si usted mismo decía que no era práctico, que le hastiaba
Mármol, rosas, frases sin sentido, frío, lluvia mansa
Llanto, peso, arrepentimientos, olvido y agua estancada.
¿Y que iría a dejarle yo como testaferro, abuelo?
Si todo lo dejé a la vista en la playa
Escrito con mis dedos en la arena hasta que por ello sangren las heridas
Heridas que Dios sabe algún día paran.
Habiendo al lado playa y nunca baja, me decía su madre.
Abuelo, acaso recuerda cuando su hija me hablaba.
Los tiempos donde la marea aun no se llevaba todo
Los tiempos en que lo que quedaba escrito era una fortaleza armada.
Otros tiempos donde yo cuidaba el color del mar en pupilas lejanas.
Otros tiempos donde me habría gustado creer que tenía todo lo que se necesitaba.
Para que voy a mentirle abuelo, yo creía que era nadie.
A la vida solo esa promesa me ataba.
Somos tan frágiles abuelo, y su amor tan férreo y eterno.
Me habría encantado quedarme, y solo me tocó un cometa de temporada.
Estoy seguro que nos habría encantado cocinar juntos.
Sin grilletes, con vino blanco y ensalada.
Tienes que irte, abuelo, una paz bien ganada te llama
Tengo que irme, abuelo, aquí abajo la guerra nunca acaba
Me perdonen sus ojos por ser pasajero como la emoción
Yo quería ser permanente, agradable, consistente
Quería perdurar escrito e intangible, dulce y contundente
ser una receta indeleble de leche asada.