Dejé de sentir tantas cosas. Me venció el camino, me perdió el lucero.
Nunca sentí la soledad tan grande, de estar tranquilo en mi cubículo.
Frenético y siempre latente, pero siguiendo un camino eterno.
Me detuve y al salir de ahí me di cuenta que solo giraba en círculos.
Desafiado por el poker, por la aguja, por el embuste.
Para seguir disfrutando de la vida, sin verme nunca al espejo.
Por las madres, las amigas, y la ciencia del rebusque.
Por sentir que despues de todo, ya no soy solo un pendejo.
Una increíble fuerza de sentir el desafío. De no repetirte.
De un postre que no es tan rico cuando te lo sirves de nuevo.
Yo se que no debes ser igual, que en ti no debo buscar mi pasado.
Pero definitivamente hay partes listas y lisas y curvas.
Que no hubiese querido salirme de la lista o enterarla de ineficiencia.
Mientras sepa poner nubes en mi cabeza, mientras la veo a la luz de la luna.
Mientras beso su hombro sin igual hermosura, mientras no pierda nada.
El detalle perfecto, su belleza mas grande oculta entre líneas.
Entre sus caderas y piernas que mas que gruesas son generosas.
Entre sus palabras de voz suave que encienden todo siendo tan finas.
Oh, que maldito festin... cuanta envidia de usted mi amigo.
Siendo tan borrego como yo, ha tenido la suerte de tal festín femenino.
No me recuerde mi mala suerte, porque planeo dejarla atras pronto.
No podría pasarme quejando si tiempo para gozar ya hay muy poco.
Aprovechando un golpe de suerte que podría ser tan breve, tan corto.
Asi que con usted planeo encontrarme. La señorita del Arca Perdida.
Apresure su barca, que ya quiero sus marcas prohibidas.
Que sin usted, la vida puede llegar a ser común. Y incluso aturdida.
domingo, 4 de julio de 2010
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